LA METÁFORA DE JUANITO MANZANAS

Érase una vez un pequeño ciudadano de nombre Juan y de oficio agricultor; la noble labor del cultivo de la tierra la había aprendido empíricamente debido a que su padre no tenía tiempo -ni interés- para enseñarle el arte de cosechar lo que se siembra.

Debido a que no era una actividad heredada, el pequeño Juanito no tenía claro a qué dedicar sus esfuerzos y enorme ímpetu en cuanto a la agricultura, puesto que no había conocido aun ningún cultivo que satisficiera sus expectativas. Adicional a esto, la apatía de Juanito no le permitía darse tiempo de expandir sus horizontes en cuanto al conocimiento de frutales y hortalizas.

Cierto día, Juanito fue invitado al rancho de su amigo José, el cual gustaba del estudio y acopio de cuanta especie vegetal se cruzara por su camino. A pesar de la renuencia mostrada por Juan, la insistencia y nobles intenciones de José terminaron por seducirlo para al fin conocer tan maravilloso compilado de producción.

Camino al encuentro pactado, el pequeño Juan sufrió un accidente que lo imposibilitó de asistir a la reunión, razón por la cual su amigo José decidió regalarle un pay de manzana con la intención de animarlo a conocer posteriormente sus terrenos.

Sin embargo, fue tal el impacto que provocó ese pay en Juanito que inmediatamente supo que no quería conocer mas... Ese era el cultivo que él deseaba establecer!

Emocionado y empujado por su espíritu emprendedor, Juanito se las arregló para conseguir unas cuantas semillas de manzana para sembrar. No le importó en lo absoluto desprenderse de varias cosas de valor para lograr tal cometido, pues él estaba seguro de que quería ser productor de manzanas.

El proceso de siembra y establecimiento del cultivo le resultó bastante sencillo, de hecho tanta simplicidad lo terminó de convencer -como si esto hubiera sido necesario- de que lo suyo era dedicarse en cuerpo y alma a dicha actividad.

 Pero como todo proceso de aprendizaje, Juanito cometió varios errores que le impidieron concretar satisfactoriamente su cometido. Sin darse cuenta, y cegado por sus ansias propias de la edad, Juanito regó de más su cultivo, agregó demasiado fertilizante y terminó por debilitar a la planta.

Una vez observado el motivo de su fracaso, Juanito comprendió que cada especie requiere cantidades diferentes de nutrientes y cuidados. A pesar de no contar con acceso a información del cultivo, aprovechó su intuición para inferir los cuidados que próximamente debería darle a la planta. Sin embargo, cuando se disponía a empezar nuevamente con su objetivo, se dio cuenta que la temporada de manzanas había pasado y tendría que esperar al próximo ciclo.

Durante este tiempo Juanito no se durmió en sus laureles, sino que decidió prepararse para el próximo año. Adquirió implementos y herramientas propias del fruto, se especializó -en la medida de sus posibilidades- en el clima y condiciones favorables para el árbol de Manzano y se mentalizó para obtener su objetivo.

El ciclo llegó, Juanito no perdió tiempo y puso manos y mente a la obra.... Sus habilidades en el cultivo mejoraron significativamente y logró hacer crecer el árbol. Sin embargo su impaciencia lo llevó a cometer un nuevo fracaso, pues de las ganas de probar el fruto, equivocadamente adelantó el periodo de corte y cosechó la fruta aun inmadura.

Este nuevo fracaso desanimó profundamente a Juanito. Pasó un periodo de duelo y pensó seriamente en dedicarse a otra actividad... Pero el destino es caprichoso y un nuevo ciclo de producción llegó al calendario del pequeño agricultor.

Aprovechando el usufructo del terreno, herramientas, insumos y conocimientos, Juanito nuevamente estableció la producción de manzanas... La experiencia anterior aunada al miedo a fracasar nuevamente lo llevaron a producir el mejor cultivo de manzana de la región, inclusive sus vecinos lo admiraron y condecoraron por el éxito obtenido. Debido a la ceguera que tanto elogio produjo en él, olvidó lo más importante -el corte del fruto- y como consecuencia a este descuido, volvió a perder su cosecha de manzanas.

Cualquier humano promedio hubiera echado por la borda todo el aprendizaje que los tropiezos habían traído consigo, sin embargo Juanito estaba convencido de que el éxito se esconde a ras de suelo, por lo que hay que caerse varias veces para encontrarlo. Debido a este pensamiento y a la actitud positiva que poseía, esperó dulcemente el próximo ciclo manzanero.

No habiendo plazo que no se cumpla, el día marcado en el calendario llegó nuevamente, podría jurar que nadie en el mundo había hecho algo con tanto empeño y satisfacción como Juanito al establecer el cultivo, y después de tantos fracasos... ¡Al fin Juanito había logrado su cometido!

Esas rojas y jugosas manzanas fueron el fruto mas dulce en la historia, y el sabor que dejaron en Juanito aun se puede percibir en su sonrisa .

Moraleja:
Las cosas que realmente valen la pena en la vida cuestan, y podremos caernos una, dos, mil veces... Pero siempre el deseo vence al miedo y la recompensa puede ser tan deliciosa, que su sabor nos endulce la vida para siempre!

THERE´S NO FEAR IN A DREAM 


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