RESPONSABILIDAD SOCIAL Y EL MÉTODO KiVa


Durante la asistencia a las festividades de las recientes Fiestas Patrias, vino a mi cabeza un tema al que recurrentemente he dado vueltas porque involucra a los posibles orígenes del aumento del crimen organizado en nuestro país. Estoy seguro de que, con ese sentimiento patriótico a flor de piel, todos los mexicanos deseamos que nuestra nación sea próspera, segura y habitable para nosotros y nuestros seres queridos. 


Sin embargo, no estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos conductuales para lograr tal utopía. Ejemplo de ello es el cochinero que quedó en el primer cuadro del municipio de Villa de Álvarez una vez finalizada la recreación histórica del Grito Independentista. A pesar de los esfuerzos de las autoridades por proveer contenedores y bolsas para depositar la basura, la gente optó por abandonar sus desperdicios en las bancas, las jardineras y en el piso. 


Creo fervientemente que los gobiernos son un reflejo fiel de la sociedad que los elige, por lo que culpar a nuestros representantes de todas las problemáticas públicas me parece un disparo en el pie. Estamos permanentemente en contra de la corrupción y la impunidad, a menos que nosotros podamos salir beneficiados de esos cánceres. Además, nos hemos vuelto una sociedad permisiva e indolente, quizá por pena o tal vez por apáticos. 


Buscando la raíz del comportamiento social, me parece preciso regresar a una de las instituciones formadoras por excelencia de los individuos que componen la sociedad. La escuela, junto con la familia nuclear, es el recinto en el cual se adquieren los valores y normas de conducta que han de regir a los futuros integrantes de México. Si desde ahí practicamos la apatía social, difícilmente lograremos erradicar este mal en el contexto general.
 

Indagando un poco sobre la educación social que se recibe en otros países, encontré un término que llamó mi atención porque hace referencia a un método que asegura tener resultados eficientes en contra del Bullying escolar y que no se enfoca en el agresor o en la víctima. El Método KiVa determina que la causa raíz del abuso escolar, y de otras problemáticas presentadas en el aula, son los “by-standers”. Es decir, el resto el alumnado que decide no participar a pesar de estar presenciando una injusticia o inmoralidad.

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Este modelo parte de la base de que los individuos saben qué está bien, y qué no lo está. Sin embargo, prefieren hacer oídos sordos por comodidad o por miedo a que el agresor decida enfocar su furia sobre ellos. Al no ser partícipes, se vuelven en un silencioso cómplice que fomenta la situación de impunidad.


Si en México se implementara dicha metodología en los niveles de educación básica, así como en la convivencia familiar, dejaríamos de ser un país acostumbrado a quejarnos de las desigualdades y evitaríamos que las arbitrariedades se volvieran una bola de nieve, la cual no se puede detener si no se atiende en su momento.


Si quieres conocer un poco más sobre el Método KiVa y su aplicación en Latinoamérica, te invito a visitar el siguiente link http://www.kivaprogram.net/chile/evidencia-de-efectividad y de ser posible. Aplicar en tu entorno dicha herramienta de comportamiento social.

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