EL COMPLEJO ESCENARIO DE LAS RELACIONES HUMANAS
Tengo que admitir que es mi
principal debilidad, es el talón de Aquiles que no se puede esconder, es el
prietito en el arroz que no te permite disfrutar la paella. Nunca he logrado
comprender la complejidad que esconde la interacción entre los seres humanos.
Y es que un gesto, una mueca, un
acto descortés, o simplemente una buena acción disfrazada de ofensa pueden
desplomar una amistad aparentemente sólida. Ese árbol que parecía resistente a
cualquier inclemencia, se termina cayendo con el más mínimo soplido del viento.
¿Las posibles causas de ésto? La
verdad no lo sé... A veces imagino que los seres humanos somos como pequeñas
piezas de Tetris, y por más que nos esforzamos por empatar con nuestros
semejantes, siempre terminamos por encontrar diferencias en las aristas.
Teniendo un perfil meramente
ingenieril (frío, calculador y analítico) me cuesta mucho trabajo comprender
que se pueden hacer esfuerzos orientados en objetivos (comprar un carro, ganar
un juego, bajar de peso, aprobar un examen, etc.) pero difícilmente se pueden
definir estrategias para conseguir empatía con otra persona. Al intentarlo
deformas las cosas y dejas de comportarte como realmente eres. En complemento
de esta idea, tu puedes “comprar” la compañía de alguien más con atenciones y
regalos, pero creo que es imposible conseguir su afecto sincero por esos medios
materiales.
Además de eso, las personas somos
entes muy variables y exóticos… Lo que un día nos parecía adecuado o aceptable,
al día siguiente lo vemos como incorrecto y no agradable. Nuestros gustos
varían tanto con el tiempo que fácilmente podríamos graficarlos en un plano XY
y aún así no entenderíamos la tendencia que vamos siguiendo.
Y es curioso, porque un ser
humano ha demostrado la habilidad de adaptación para diversos panoramas en su
vida: Adaptación física al deporte (más altura, manos grandes, mejores
reflejos), a las actividades e incluso a los cambios de clima; pero nunca
logramos adaptarnos 100% a un entorno social cambiante.
Otro aspecto digno de análisis es
que no existen características físicas o psicológicas que sean totalmente
aceptadas por toda la sociedad, en palabras llanas y coloquiales, nadie es
monedita de oro para caerle bien a todos.
En conclusión, creo que es
imposible en una sociedad como la actual que se fomenten valores tan
importantes como fidelidad, solidaridad, amistad y lealtad. Estas muestras de
verdadero interés y compromiso con los semejantes solamente son posibles dentro
de un marco temporal y con condiciones poco cambiantes.
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