CUANDO EL ÉXITO SE ESCONDE
Alguna noche de taruguencias,
platicando con una muy buena amistad nos hicimos la pregunta ¿A qué le tienes
miedo? Las primeras respuestas fueron más que obvias: A las enfermedades, a
morir súbitamente, a la incertidumbre, etcétera…
Sin embargo, ese cuestionamiento
personal no quedó en esa charla. Invertí varios días y sus respectivas noches
pensando cuáles eran mis más grandes temores; la conclusión fue muy sencilla, a
la falta de motivación y a la ausencia de éxito.
La primera aversión es un tema
que en otra entrada ahondaré como es debido (SPOILER 2021, Todavía no lo he hecho), la segunda es un tema que tiene
peculiar relevancia el día de hoy.
La palabra fracaso no me gusta;
es una expresión muy dura, directa e insensible. El simple hecho de
pronunciarla genera escalofríos en las personas que dudan de sus capacidades y
debilita hasta al espíritu más combativo. En lugar de fracaso me gustaría
utilizar el término “ausencia de éxito”.
Hace tiempo escuché una historia
de que el éxito es una señora que se levanta muy temprano, en cuanto se levanta
sale a recorrer el mundo e inmediatamente regresa a su hogar. ¿Qué quiere decir
esto? Que en buena medida depende del esfuerzo y compromiso de cada quien el
encontrar el éxito en la vida. Esta metáfora tiene mucho de
cierto, uno debe aprovechar el día para lograr sus objetivos, sin embargo esto
no quiere decir que el éxito llegará rápidamente a nuestra vida por el simple
hecho de esforzarnos.
En lo personal, a mí me gusta ver
el fracaso como aprendizaje, como un conocimiento adquirido en carne propia que
me dará herramientas para hacer mejor las cosas. Pienso y actúo así porque me
gusta mucho analizar las situaciones pasadas para aprender de ellas, y con base en ese análisis tratar de mejorar mis hábitos y costumbres… No es nada sencillo
hacerlo, pero el intento es ya un paso bastante grande.
¿La ausencia de éxito duele?
La respuesta es sí, duele
bastante, es una sensación de vacío que no se puede expresar ni escribiendo un
libro, es sentir que la vida te tira y se echa a reír enfrente de ti… Sin
embargo, ese sentimiento es el que nos orilla a levantarnos y demostrar que
podemos caer una, dos… mil veces, pero que no caeremos toda la vida.
Reglas básicas para vencer el
temor a no ser exitoso
*Aprende de tus derrotas, encuentra
lo digno de análisis en cada una de ellas.
*Aprovecha las oportunidades, y
sé agradecido con cada una de ellas… nunca sabes cuándo se van a volver a
presentar.
*Recuerda que nadie es perfecto,
sé humilde y reconoce tus defectos… es la única manera de saber lo que se debe
cambiar.
*Rompe tus paradigmas, el hecho
de que alguien diga que ese es el camino, no quiere decir que sea el único o el
más conveniente para llegar al resultado.
*Valora y agradece las opiniones
constructivas, es más fácil jugar ajedrez
fuera del tablero que dentro de él.
*Ignora las opiniones que no
aporten nada a tu proceso de aprendizaje, sin importar quién las emita… “A
palabras de borracho, oídos de cantinero”.
*Acepta la ayuda de los demás,
nadie ha logrado ganar una guerra por si solo… La soledad es una excelente
maestra pero una pésima compañía.
*Confianza, tanto en tus acciones
como en los que son dignos de ella… Sino logras este punto, es como tratar de
ponerle la cola al burro con los ojos vendados.
*Como resultado del punto
anterior, aférrate y confía en tus deseos y sueños… por algo los tienes y NADIE
puede decirte que son incorrectos… “El deseo es el comienzo de un logro, no una
esperanza, pero un fuerte imparable deseo que supera todo” decía Nietzsche.
este me agradó más... La ausencia del éxito puede ser muy motivante para todas las edades.
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