LA DINÁMICA DEL HOMBRE

El ser humano es cambiante por naturaleza, su condición de vida le exige reinventarse día a día para ser más apto, más capaz y más adaptado a las situaciones en las que se desenvuelve.

Generalmente se piensa que la evolución es consecuencia del paso del tiempo, que mientras más años tiene un individuo, mayor será la estela de personalidades que han quedado en el pasado. Sin embargo los días no alteran la configuración de una persona por el simple hecho de transcurrir, sino son los acontecimientos que durante ese periodo ocurren los que moldean las conductas humanas.

Enfocándonos en mi persona, muchas veces me preguntan por qué existe ese desapego tan marcado al pasado, por qué parece que trato de echar tierra sobre los momentos que me han definido. La verdad no creo que sea así, simplemente considero que durante muchos años viví aletargado, esperando que el tiempo hiciera su trabajo sobre mi conducta y que la madurez llegara por arte de magia sin siquiera buscarla.

Hechos recientes me abrieron los ojos, me hicieron comprender que mientras siguiera en la zona de confort, con las personas que me ataban a esa situación, con las actividades que me mantenían atado a la comodidad y con las actitudes que me hacían brincar los problemas no iba a llegar a ningún lado.

Por eso mismo, decidí cambiar mis círculos sociales (proceso que aún está en desarrollo, y que me cuesta en demasía por mi carácter tan desconfiado), opté por tomar las riendas de mi vida y empezar a construir los cimientos de ese futuro que tanto he estado esperando llegar de la manera incorrecta.

Brincar de un ambiente confortable a un territorio desconocido y hostil nunca es sencillo, por naturaleza el ser humano teme y desconfía de lo que desconoce y por seguridad busca aferrarse a situaciones que siente como protección o cuidado. En mi caso particular esa ceguera de oficio me hizo darme muchos topes al avanzar, esos duros golpes de realidad mermaron la poca confianza con la que salí del nido, y sin embargo no detuvieron mi caminar.

Al principio era como un pequeño pollo corriendo por la pradera buscando a mamá gallina, sin saber que estaba al asecho de feroces animales buscando provecho en mi.

Esto lo comento porque al principio me empecé a rodear de amistades inconvenientes, adquirí hábitos nada favorables para mi persona (afortunadamente nunca caí en ningún vicio) y transtorné mi sentido de justicia. Sin embargo las cosas siempre caen por su propio peso y, al igual que los ojos se adaptan a la obscuridad, mis principios me hicieron darme cuenta que estaba caminando por rumbos que me alejaban de ese futuro ideal que aun tengo como objetivo.

Por lo tanto, decidí seguir avanzando, traté de confiar nuevamente en las personas e hice todo lo posible por encontrar la felicidad en situaciones aparentemente vanales (festejar un gol del equipo favorito, escuchar cierta canción, terminar un crucigrama, hacer una pequeña acción favorable a alguien solamente para escuchar un Gracias). Esa alegría, por más pequeña que parecía, sirvió de combustible para continuar con el recorrido hacia el camino que quería tomar.

Sin embargo, la vanalidad nunca ha sido mi objetivo y comprendí que esa felicidad era muy poco para mis expectativas, fue ahí cuando decidí emprender nuevas aventuras las cuales me han llevado hasta aquí.... Estar sentado frente a esta computadora desahogando mis preocupaciones en este espacio virtual.

¿Algún día dejaré de evolucionar? Yo espero que no, quisiera seguir orientando mis cambios en aras de ser una mejor persona, de ser íntegro y reconocido por los demás y que mi éxito no se deba a haber pisoteado a nadie en el camino. Espero lograrlo pero se que en estos momentos mi felicidad ya no depende de mi